Las televisoras españolas dejaron ayer de transmitir sus señales analógicas. El “apagón” marcó el fin de una era, aunque resultó indiferente porque la mayoría de los ciudadanos ya tienen acceso al nuevo dispositivo. La cobertura de la Televisión Digital Terrestre (TDT) alcanza al 98 por ciento de la población. Además, a medida que se acercaba el Día D, se fueron incrementando las compras de conversores o televisores con sintonizador digital integrado. Incluso el gobierno distribuyó 130.000 decodificadores gratis entre las familias de bajos recursos. Así fue como el porcentaje de hogares que efectivamente ven TDT llegó al 83,6 por ciento en febrero de este año. Si se toma en cuenta que esa tasa de penetración se combina con un 19,2 por ciento que accede a la televisión por cable y un 12,7 por ciento que lo hace por satélite –gratuito o pago–, la porción de espectadores que a partir de ayer se quedaron “desconectados” es ínfima.
La TDT lleva una década en España. En 1999 el entonces presidente José María Aznar les otorgó a las cadenas una licencia para replicar su programación en digital y habilitó el lanzamiento de una plataforma de televisión paga. Así surgió la señal Quiero TV, que compitió, sin suerte, con la oferta satelital hasta que dejó de transmitir en junio de 2002. Ese fracaso le puso un freno al desarrollo de la TDT, la cual durante los siguientes tres años quedó replicando sólo los contenidos que ya se venían ofreciendo en analógico.
En julio de 2005, el gobierno aprobó el Plan Técnico Nacional de la TDT y relanzó el servicio reutilizando las frecuencias que había dejado vacantes Quiero TV y reordenando el espectro en su conjunto. Sin embargo, la población que accedía al dispositivo todavía era escasa y eso limitaba sus posibilidades de desarrollo. Por lo tanto, en septiembre de 2007 el Consejo de Ministros aprobó el Plan Nacional de Transición, al cual destinó 288 millones de euros. De ese monto, 220 millones fueron a las comunidades autónomas a través de créditos blandos (160 millones) y subvenciones directas (60 millones).
La transición se cumplió en tres fases. La primera incluyó a 1286 municipios con menos de 500 mil habitantes que dejaron de emitir en analógico antes del 30 de junio de 2009. En conjunto, sumaban el 11,6 por ciento de la población española. La fase II se extendió hasta fines del año pasado e incluyó a las jurisdicciones que concentraban entre 500 y 700 mil habitantes, cerca del 20 por ciento de los españoles. Mientras que el resto de los ciudadanos lo hizo en los últimos días.
A medida que se acercaba la fecha del “apagón” los españoles fueron migrando cada vez más rápidamente y ni siquiera la crisis económica pudo frenar el pasaje a la TDT. Hasta fines de 2005 se habían vendido sólo 638 mil sintonizadores digitales. Un año después la cifra llegó a 3,4 millones. En 2007 se disparó a 8,1 millones, en 2008 a 15,2, en 2009 a 25,5 millones y sólo en enero de este año se vendieron 1,6 millón elevando la cifra a 27,1 millones. La Asociación para la Implantación y el Desarrollo de la TDT en España (Impulsa) informó que esos 27 millones no incluían las ventas registradas en la Comunidad de Canarias ni en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, por lo que el número final posiblemente supere los 30 millones de televisores, lo que sin duda constituyó un fuerte incentivo para la industria electrónica.
Durante el año pasado, los televisores con recepción de TDT incorporado habían dominado cómodamente las ventas, pero en enero de este año, ya con la amenaza del “apagón” cerca, los conversores recuperaron posiciones y representaron el 43 por ciento de los sintonizadores digitales vendidos. Lo llamativo es que en enero también se comercializaron 3000 aparatos analógicos, pese a que no van a servir si no se les incorpora un conversor. Una de las razones puede ser la mala fe de los comerciantes que no asesoran correctamente a los consumidores. De hecho, el Ministerio de Sanidad y Consumo aplicó sanciones a comercios que vendían televisores analógicos sin advertir a los consumidores sobre los riesgos a los que se exponen. Más allá de ese dato, lo cierto es que desde ayer España ya forma parte del selecto grupo de naciones que sólo transmiten televisión abierta digital, junto con Luxemburgo, Países Bajos, Finlandia, Andorra, Suecia, Suiza, Bélgica, Alemania, Noruega, Dinamarca y Estados Unidos.
Fuente: Fernando Krakowiak para Pagina12
La TDT lleva una década en España. En 1999 el entonces presidente José María Aznar les otorgó a las cadenas una licencia para replicar su programación en digital y habilitó el lanzamiento de una plataforma de televisión paga. Así surgió la señal Quiero TV, que compitió, sin suerte, con la oferta satelital hasta que dejó de transmitir en junio de 2002. Ese fracaso le puso un freno al desarrollo de la TDT, la cual durante los siguientes tres años quedó replicando sólo los contenidos que ya se venían ofreciendo en analógico.
En julio de 2005, el gobierno aprobó el Plan Técnico Nacional de la TDT y relanzó el servicio reutilizando las frecuencias que había dejado vacantes Quiero TV y reordenando el espectro en su conjunto. Sin embargo, la población que accedía al dispositivo todavía era escasa y eso limitaba sus posibilidades de desarrollo. Por lo tanto, en septiembre de 2007 el Consejo de Ministros aprobó el Plan Nacional de Transición, al cual destinó 288 millones de euros. De ese monto, 220 millones fueron a las comunidades autónomas a través de créditos blandos (160 millones) y subvenciones directas (60 millones).
La transición se cumplió en tres fases. La primera incluyó a 1286 municipios con menos de 500 mil habitantes que dejaron de emitir en analógico antes del 30 de junio de 2009. En conjunto, sumaban el 11,6 por ciento de la población española. La fase II se extendió hasta fines del año pasado e incluyó a las jurisdicciones que concentraban entre 500 y 700 mil habitantes, cerca del 20 por ciento de los españoles. Mientras que el resto de los ciudadanos lo hizo en los últimos días.
A medida que se acercaba la fecha del “apagón” los españoles fueron migrando cada vez más rápidamente y ni siquiera la crisis económica pudo frenar el pasaje a la TDT. Hasta fines de 2005 se habían vendido sólo 638 mil sintonizadores digitales. Un año después la cifra llegó a 3,4 millones. En 2007 se disparó a 8,1 millones, en 2008 a 15,2, en 2009 a 25,5 millones y sólo en enero de este año se vendieron 1,6 millón elevando la cifra a 27,1 millones. La Asociación para la Implantación y el Desarrollo de la TDT en España (Impulsa) informó que esos 27 millones no incluían las ventas registradas en la Comunidad de Canarias ni en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, por lo que el número final posiblemente supere los 30 millones de televisores, lo que sin duda constituyó un fuerte incentivo para la industria electrónica.
Durante el año pasado, los televisores con recepción de TDT incorporado habían dominado cómodamente las ventas, pero en enero de este año, ya con la amenaza del “apagón” cerca, los conversores recuperaron posiciones y representaron el 43 por ciento de los sintonizadores digitales vendidos. Lo llamativo es que en enero también se comercializaron 3000 aparatos analógicos, pese a que no van a servir si no se les incorpora un conversor. Una de las razones puede ser la mala fe de los comerciantes que no asesoran correctamente a los consumidores. De hecho, el Ministerio de Sanidad y Consumo aplicó sanciones a comercios que vendían televisores analógicos sin advertir a los consumidores sobre los riesgos a los que se exponen. Más allá de ese dato, lo cierto es que desde ayer España ya forma parte del selecto grupo de naciones que sólo transmiten televisión abierta digital, junto con Luxemburgo, Países Bajos, Finlandia, Andorra, Suecia, Suiza, Bélgica, Alemania, Noruega, Dinamarca y Estados Unidos.
Fuente: Fernando Krakowiak para Pagina12
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